El software público libre o GPL (“General Public License”) también se denomina software de fuente abierta u OSS (“Open Source Software”).
Su característica distintiva es que, al ser su código público, cualquiera que tenga conocimientos de programación puede modificarlo, y por tanto adaptarlo y mejorarlo. Quizá la más popular de las ventajas del sistema de OSS es que puede ser gratis (aunque no siempre lo sea). El OSS puede ser muy útil en docencia, ya que los estudiantes tienen acceso a su código fuente, por lo que pueden leerlo, analizarlo y editarlo, aprendiendo así cómo funciona.
El OSS ha tenido tanto impacto en determinados sectores de la sociedad, que algunos piensan que va cambiar el mundo. Pero desde un punto de vista más objetivo y crítico, el sistema de OSS también puede tener inconvenientes. Uno de ellos es que generalmente no tiene un desarrollo jerárquico claro y –sobre todo– una financiación apropiada. Ello puede repercutir en que el producto final no sea tan coherente, intuitivo y fácil de usar como los de otras alternativas de software comercial. La consecuencia puede ser que los costes de transición, entrenamiento y soporte técnico del OSS pueden ser mayores que los de alternativas comerciales. Por otra parte, no es lógico pensar que todo en la vida sea libre, abierto y gratuito. La historia ha demostrado que en ocasiones es necesario proteger la propiedad intelectual e implantar incentivos económicos para llegar a la excelencia en la producción de bienes y servicios. En realidad, el mundo y la sociedad es tan variada y diversa que todo tipo de software (libre, gratuito, abierto, propietario, comercial, etc) puede cumplir una función de desarrollo social. En algunos casos, ésta puede alcanzarse mediante la gratuidad, porque no existan recursos para adquirirlo, como puede suceder en una escuela o en países en desarrollo. Asimismo, la posibilidad de disponer de código abierto, puede ser relevante para poder modificarlo y adaptarlo a unas necesidades determinadas, como sucede con el sistema operativo Linux. Esto es particularmente relevante en grandes empresas, instituciones o en la Administración regional o estatal. Pero en otros casos lo ideal puede ser un programa o sistema operativo comercial, porque ofrezca un valor añadido extraordinario por su sencillez, flexibilidad o potencia,como el sistema operativo Mac OS X. No debe olvidarse que también existe software comercial no abierto (privativo), que sin embargo es gratuito. En cualquier caso, puede haber software de excelencia, mediocre y malo, independientemente de que sea o no gratuito o abierto.
La clave puede estar en la coexistencia de todos ellos, compitiendo libremente entre sí (los monopolios son nefastos para la creatividad y el desarrollo). De ese modo se puede conseguir una mejora de la calidad que beneficie a la docencia e investigación universitaria, y a lasociedad en general.